domingo, 24 de agosto de 2014

Adictos al dolor

Muchas personas asociamos el amor con el dolor. Parece que pasarlo mal es nuestro destino. Y cuanto peor, mejor.

Mi última y fugaz experiencia me ha servido para algo, un o dos artículos sobre como no se debe querer. Ya tendría que haber salido corriendo en el momento en el que dijo “Cuanto más te hacen sufrir, más te enganchas”                                                                                                                                  Yo, que pensaba que ya estaba curada de eso le dije que no rotundamente, que no era verdad… y sin darme cuenta, caí.
Pasan dos o tres días y no puedes evitar que vuelva a invadirte el mal humor porqué en el fondo creías, pues eso, que como en las comedías románticas, todo acabaría bien, esta vez sí, ya tocaba. Se daría cuenta de lo que vales y pese a cualquier mal entendido o pelea se presentaría de repente donde fuere, aparcando el rencor, miedo o orgullo. Se disculparía por haberlo dudado un sólo instante, te diría que quiere luchar y hacerlo bien, te colmaría de besos y abrazos…tendría un corazón puro, como el tuyo.

Pero la realidad dista mucho de esas películas que tanto te gustan. Él no te hace sonreír, ni siquiera te trata bien. No te hace sentir como una princesa, bien al contrario.
Hay un momento, un momento de lucidez al que tienes que aferrarte. Porque si te paras a pensar encuentras cual fue el error. No fue él. Tú tampoco, en parte. Lo único que hiciste mal fue seguir creyendo en ese ideal, ese hombre que te arrancaría una sonrisa y haría lo que fuera para hacerte reír. Que te sacaría de la monotonía del día a día y llenaría tu vida de magia, de magia pura. Que te haría sentir la chica más sexy del mundo, la princesita de la city.
Pero a estas alturas ya sabes cual es la verdad: tú eres tu propia salvadora, tu solita te sacas las castañas del fuego. No hay una banda sonora de fondo, ni siquiera te sientes feliz, pero así es la vida. Volverás a serlo, tranquila, pero no por alguien sino el día que interiorices bien esa lección que tantas veces has preferido esquivar.  ME AMO.




 
El amor no es dolor ni uno da más que el otro. Me encanta el romanticismo y las canciones tristes, el desamor es una de las grandes fuentes de inspiración de muchos poetas y personas, yo entre otras. Pero como experiencia esta fue la última. Y cuando lo digo, lo hago.

Por cierto, seguiré viendo ese género de películas porque me dibujan una sonrisa esté como esté.  Eso no cambiará. Lo demás, ¡sí!

No esperes dolor ni nada de nadie, espera un momento antes de lanzarte, estate atento a las palabras, los gestos, los signos… y poco a poco, irás desarrollando un sexto sentido para esas cosas. Lo demás, déjalo para los libros, el cine o las canciones. No vale la pena.
 
"Cuando veas a un hombre bueno, piensa en emularlo.                                                                      
Cuando veas a un hombre mal, examina tu corazón."
Confucio